Claves para renovar y mejorar el campo dominicano
Por Néstor Estévez
Comencemos por el principio
Cuentan que en torno a Shatt al-Arab (actual Irak) los sumerios se encargaron de realizar labores que incluían el uso de algunas técnicas agrícolas relacionadas con el riego y la mano de obra con cierto nivel de especialización para producir alimentos.
De eso hace cinco mil años. Y aunque se cuenta que en zonas aisladas de África, China, Nueva Guinea y hasta en las Américas, ya se había trabajado en el cultivo de cereales, excavaciones arqueológicas demuestran que en torno a Shatt al-Arab es donde se unen el agricultor y el pastor para convertirse en proveedores esenciales para las sociedades sedentarias y seminómadas.
Contexto dominicano
En un balance publicado en la prensa nacional, el economista agrícola Frank Tejada Cabrera identifica la feria agropecuaria realizada en 1955 como “el evento que marcó el desarrollo de la ganadería y la agricultura” en la República Dominicana.
El experto destaca en su publicación, como consecuencia de aquel punto de partida, la transformación del Banco Agrícola en una entidad especializada en crédito agropecuario y forestal, así como el inicio de la extensión agrícola en el país.
Lo real es que han sido múltiples las iniciativas vinculadas a crédito agrícola, extensión agropecuaria, producción animal, catastro, sanidad animal, entre otros renglones.
El tiempo ha pasado. Y el cambio sigue siendo lo único constante. Revisar las experiencias ayuda a retomar lo mejor del pasado. Observar, estudiar y entender el contexto global es clave para orientar acciones. Partir de la realidad del campo dominicano es garantía de sostenibilidad para cualquier emprendimiento dirigido a él.
Retos
¿Qué hacer ahora para actuar de manera estratégica y con grandes posibilidades de éxito? La pregunta ha de retar a quien sesienta llamado a crecer mientras aporta al crecimiento colectivo.
El gobierno, el campo y la academia (o quien de ella se sienta fruto), tienen sentido de oportunidad en la innovación. La diversidad y la complejidad que caracterizan al mundo actual han convertido a la innovación en un imperativo, máxime en la gestión pública, como manera de lograr una actuación más flexible e inmediata en la satisfacción de las necesidades de la ciudadanía.
Para muy connotados tratadistas, el cambio y la innovación de las prácticas administrativas en el aparato público son los ejes rectores de la nueva visión de la administración pública. En la ruta de la innovación, son determinantes las políticas de descentralización y desconcentración. En ese ámbito, hay cuatro puntos considerados como ejes rectores: fortalecimiento de la gestión pública, fortalecimiento de los servicios públicos, fortalecimiento de las finanzas locales y fomento en la participación ciudadana (Zerillo García 2014).
En nuestro caso, la Ley 1-12 (Estrategia Nacional de Desarrollo) en uno de los objetivos específicos de su artículo 8 plantea “reducir la disparidad urbano-rural e interregional en el acceso a servicios y oportunidades económicas, mediante la promoción de un desarrollo territorial ordenado e inclusivo”.
Esa inclusión ha de implicar adecuada comunicación. Un real trabajo en ese sentido amerita de comunicación interna que ayude al fortalecimiento de equipos. Por esa ruta se logra un virtuoso intercambio de conocimiento, información y buenas prácticas. Pero esto facilita además el fortalecimiento del liderazgo del que tanto se precisa en la sociedad actual para el adecuado seguimiento y sistematización que nos conduzca por la senda de la mejora continua.
En consecuencia, escuchar (punto de partida para quien intenta comunicar), discutir (como mecanismo de participación), consensuar (como pilar para la sostenibilidad), esclarecer objetivos (para no errar el rumbo) y poner “manos a la obra” (porque la mejor manera de decir es hacer), han de convertirse en los rieles por donde transite el tren del bienestar y la felicidad en el campo dominicano.
Así se promueve procesos sinérgicos. Así se facilita la comunicación y el entendimiento entre los agentes involucrados en el desarrollo. Así se impulsa la mejoría de vida en el ámbito rural.
Bibliografía consultada:
Evolución agrícola dominicana 1955-2015, por Frank Tejada Cabrera, publicada en el periódico Hoy, de fecha 10 de febrero de 2017.
“La Innovación en la Gestión Pública”, trabajo ganador en el XXVII Concurso del CLAD sobre Reforma del Estado y Modernización de la Administración Pública, realizado en Caracas, 2014, de la autoría de Kirk Douglas Zerillo García.
Ley 1-12 (Estrategia Nacional de Desarrollo).